Juegos sin pantallas para niños pequeños:
ideas divertidas, educativas y libres de tecnología
Vivimos en una era en la que las pantallas están en todas partes. Teléfonos, tablets, televisores, relojes inteligentes… ¡hasta algunos cepillos de dientes tienen pantallas! Pero cuando se trata de la infancia, especialmente en sus primeros años, es fundamental ofrecer alternativas que fomenten el juego libre, la imaginación y el desarrollo sensorial lejos de los dispositivos electrónicos.
En este artículo te presentamos una gran variedad de juegos sin pantallas para niños pequeños, pensados para que se diviertan, aprendan y se conecten con el mundo real. Son actividades sencillas, muchas de ellas con materiales que ya tienes en casa, perfectas para tardes en familia, días de lluvia o simplemente para reducir el tiempo frente a las pantallas. ¡Y lo mejor es que también disfrutarás tú!
Recuerda: si el juego no hace un poco de desorden en casa… probablemente no está funcionando como debería.

¿Por qué es importante limitar el uso de pantallas en la infancia?
Diversos estudios han demostrado que una exposición excesiva a las pantallas en los primeros años de vida puede afectar el desarrollo del lenguaje, la concentración, la motricidad y las habilidades sociales de los niños y niñas. Además, el uso prolongado de dispositivos puede interferir con el sueño y generar dependencia.
Pero esto no significa vivir en una cueva o prohibir la tecnología por completo. Se trata de encontrar un equilibrio saludable y, sobre todo, de ofrecer alternativas atractivas que fomenten el juego activo y la interacción con el entorno.
1. La caja mágica de los tesoros
Ideal para bebés a partir de los 10 meses, este juego sensorial consiste en una caja (puede ser una caja de zapatos o de cartón reciclada) que contiene distintos objetos seguros: cucharas de madera, telas suaves, esponjas, tapones grandes, envases vacíos… La idea es que el niño explore con las manos, descubra texturas, colores y sonidos.
Beneficios: desarrollo sensorial, motricidad fina, curiosidad.
2. Circuitos de obstáculos en casa
Con cojines, mantas, sillas y cajas puedes armar un circuito para que tus hijos pasen por debajo, salten, se arrastren y esquiven obstáculos. Este tipo de juegos no solo son divertidos sino que permiten liberar energía y fortalecer el cuerpo.
Consejo: agrega música para hacerlo aún más entretenido.
Beneficios: coordinación, equilibrio, desarrollo motor, creatividad.
3. Juegos de imitación
A los niños pequeños les encanta imitar lo que hacen los adultos. Puedes montar un “mercado” con frutas de juguete, hacer que preparen comidas con plastilina, usar una caja como caja registradora o jugar a que son médicos, maestros o cocineros. Este tipo de juegos favorece la imaginación y el desarrollo del lenguaje.
Beneficios: juego simbólico, empatía, vocabulario, comprensión del entorno.
4. El rincón artístico
Un espacio con hojas, ceras, rotuladores lavables, pinceles y pinturas no tóxicas es una invitación al arte y la autoexpresión. No necesitas tener grandes materiales: incluso pintar con los dedos o con bastoncillos de algodón puede ser una experiencia creativa y sensorial muy rica.
Tip: coloca una sábana vieja debajo para no preocuparte por las manchas.
Beneficios: creatividad, expresión emocional, motricidad fina.
5. Cuentacuentos y teatrillos caseros
Leerles cuentos es un clásico que nunca falla. Pero también puedes llevarlo un paso más allá: convierte la lectura en una experiencia teatral, con voces, gestos o incluso disfraces. También puedes usar marionetas o crear personajes con calcetines.
Frase con humor: Si no tienes marionetas, usa los calcetines desparejados… ¡por fin tendrán una función en la vida!
Beneficios: desarrollo del lenguaje, escucha activa, comprensión, creatividad.
6. Juegos de mesa para niños pequeños
Hay muchos juegos de mesa adaptados a la primera infancia, con piezas grandes y reglas sencillas. Los hay de memoria, asociación, colores, formas, cooperación… Son perfectos para jugar en familia y aprender a seguir turnos, respetar normas y aceptar perder (aunque esto último a veces también lo debemos aprender los adultos).
Beneficios: pensamiento lógico, atención, socialización, tolerancia a la frustración.
7. Exploración en la naturaleza
Aunque vivas en ciudad, siempre hay algún parque, plaza o jardín donde los peques puedan jugar con palos, piedras, hojas y tierra. Observar bichos, recoger flores, hacer coronas con hojas secas o simplemente correr y saltar es una forma maravillosa de conectar con la naturaleza.
Extra: lleva una lupa o una cajita para observar bichos (y soltarlos después, claro).
Beneficios: vínculo con la naturaleza, observación, juego libre, desarrollo físico.
8. Juegos con agua
El agua siempre es fuente de diversión. Puedes llenar una bandeja con agua y darles vasitos, cucharas, embudos, esponjas o muñecos impermeables. También puedes organizar una “lavandería” de muñecos o un juego de pesca con imanes y peces recortados en goma eva.
Precaución: siempre bajo la supervisión de un adulto.
Beneficios: coordinación, juego sensorial, causa y efecto.
9. Búsqueda del tesoro
Prepara pistas o dibujos que indiquen dónde se encuentra un pequeño “tesoro” escondido (puede ser una galleta, una pegatina, una piedra pintada…). Puedes adaptar la dificultad según la edad. ¡Y hasta hacerlo en pijama un domingo por la mañana!
Beneficios: razonamiento, atención, motricidad, trabajo en equipo.
10. Juegos con música y movimiento
Bailar, saltar, seguir ritmos con palos o cucharas, hacer estatuas musicales o imitar animales al compás de una canción son actividades que combinan cuerpo, oído y alegría. Además, permiten que los niños descarguen energía y aprendan a controlar su cuerpo.
Bonus: puedes inventar una canción con su nombre. ¡Les encanta!
Beneficios: ritmo, coordinación, expresión corporal, alegría.
Conclusión: menos pantallas, más infancia
No se trata de demonizar la tecnología, sino de recuperar el valor del juego real, el que se toca, se huele, se ensucia y se ríe a carcajadas. Los niños no necesitan pantallas para divertirse: necesitan tiempo, atención, materiales simples y muchas ganas de jugar.
Y recuerda: cuando un niño juega, está trabajando muy en serio en su desarrollo.
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